Esta noche he podido pensar
que no todos los relámpagos
de mi nacimiento
fueron a caer a lo irreal.
Unos sobrevivieron
aunque luchando
en la realidad peregrina
y siguen gimiendo tristes,
y a grandes voces llamándome.
No puedo pensar en su salvación
y me evado el tiempo paralelo
a la duración de su grito,
entonces empiezo a llorar.
¡Qué bonito es llorar
para quien lo ha perdido todo
y lo sabe!
Las lágrimas, signo de sinceridad,
rebosando salen del espejo óptico
y agradable y se derraman suavemente
como diminutos vidrios afilados en hilera,
que ni duelen ni hieren...
Sigo llorando y sigo sintiendo,
y sigo queriendo estar en el lugar
que sé que no haría falta
mi pequeña estatua a medio tallar;
donde el autor intentó crear
una figura envuelta en lágrimas.
Poema y foto de Xanhather (1979)
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