La diaria trashumancia del barro, esta deletérea sensación humana de saberse nómadas del tiempo que nos roba la sombra, nos recuerda la ira de los dioses, la venganza por el hurto ancestral del fuego. Es esto: caminar sin rumbo hacia el olvido, sortear las tumbas del deseo y del fracaso, compartir la incertidumbre con las tribus hermanas oliendo el aire y sus serpientes lo mismo que una loba. Nada más solitario que el hombre y su condición de hombre fugaz y trashumante que pasa las tardes mirando las
veletas. |
Nada más solo que un poblador del desierto necesitado y áspero. Observa, y no lo pienses, cómo te excluyen los planetas. Van llegando al estanque las últimas
palomas mientras tiendes los brazos a la
noche en atávico rito de estrellas
incipientes. Mas ya nada te salva. No hay más remedio, tú eliges: Nietzsche, el alcohol, la demencia,
el suicidio. |
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De pequeño me trababa al leer, de vez en cuando me sigo trabando pero intento no hacerlo. Hace poco leí en voz alta el poema de un amigo y le gustó. Ahora intento mejorar mi lectura y quiero ponerle voz a los poemas de mis amigos y de poetas poco conocidos, conocidos o por conocer.
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miércoles, 9 de septiembre de 2020
La Soledad del Nómada
Poema de Juan José Vélez Otero
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1 comentario:
Siempre nos quedarán los colores y las formas para construir
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